Si Nicanor fuera el Tata...
Si Nicanor Duarte fuera entrenador de la selección de futbol de la República del Paraguay, por lo menos, durante las eliminatorias al mundial de Sudáfrica.
Le hubiéramos exigido que elija a los mejores hombres para acompañarlo.
Una vez que haya realizado su elección serían interminables las charlas en todos los niveles discutiendo cada miembro de su lista de elegidos y nos quejaríamos en todos los niveles si el elegido mostrase alguna ineptitud o estuviera en la lista por motivos no futbolístico.
Hubiéramos seguido cada una de sus conferencias de prensa y analizado todo lo que dijo, no dijo y pretendió decir con la más académica rigurosidad.
Jamás le hubiéramos permitido que baje su rendimiento, o que brille más que sus jugadores.
Le hubiéramos hecho responsable de los desaciertos del equipo, de porqué no eligió la mejor estrategia para lograr el resultado, de porqué le metió a tal jugador o sacó a aquel otro de la cancha.
A sus jugadores, no les habríamos perdonado fracasar, y como ya ocurrió, ante errores cometidos quedarían marcados durante años. No podrían ir, ni siquiera, a un club de segunda de ascenso sin ser los portadores del fracaso.
Si no nos gustará como va la selección, nos manifestaríamos, y como!!!. Nadie iría a la cancha, todos los involucrados deberían reformar el estadio, poner espectáculos, salir a vendernos la selección, hacer algo para que el público aporte tímidamente su confianza. Ni el entrenador ni sus jugadores podrían circular sin que alguien les grite algo o les mire con desprecio en algún lugar público.
Cuando la selección tiene éxito, todos nos sentimos mejor, hay una sensación positiva con todos los que nos relacionamos.
Por eso, sería bueno que ante todo el calendario electoral, nos pongamos la albirroja para votar, y no permitamos que jugadores que privilegian a su Club en vez de a la selección, o que no nos dan los resultados que prometieron o que siempre ponen excusas cuando todo sale mal y no se responsabilizan de sus errores, conduzcan nuestras eliminatorias, porque son nuestras no de ellos.
Le hubiéramos exigido que elija a los mejores hombres para acompañarlo.
Una vez que haya realizado su elección serían interminables las charlas en todos los niveles discutiendo cada miembro de su lista de elegidos y nos quejaríamos en todos los niveles si el elegido mostrase alguna ineptitud o estuviera en la lista por motivos no futbolístico.
Hubiéramos seguido cada una de sus conferencias de prensa y analizado todo lo que dijo, no dijo y pretendió decir con la más académica rigurosidad.
Jamás le hubiéramos permitido que baje su rendimiento, o que brille más que sus jugadores.
Le hubiéramos hecho responsable de los desaciertos del equipo, de porqué no eligió la mejor estrategia para lograr el resultado, de porqué le metió a tal jugador o sacó a aquel otro de la cancha.
A sus jugadores, no les habríamos perdonado fracasar, y como ya ocurrió, ante errores cometidos quedarían marcados durante años. No podrían ir, ni siquiera, a un club de segunda de ascenso sin ser los portadores del fracaso.
Si no nos gustará como va la selección, nos manifestaríamos, y como!!!. Nadie iría a la cancha, todos los involucrados deberían reformar el estadio, poner espectáculos, salir a vendernos la selección, hacer algo para que el público aporte tímidamente su confianza. Ni el entrenador ni sus jugadores podrían circular sin que alguien les grite algo o les mire con desprecio en algún lugar público.
Cuando la selección tiene éxito, todos nos sentimos mejor, hay una sensación positiva con todos los que nos relacionamos.
Por eso, sería bueno que ante todo el calendario electoral, nos pongamos la albirroja para votar, y no permitamos que jugadores que privilegian a su Club en vez de a la selección, o que no nos dan los resultados que prometieron o que siempre ponen excusas cuando todo sale mal y no se responsabilizan de sus errores, conduzcan nuestras eliminatorias, porque son nuestras no de ellos.
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